viernes, 20 de septiembre de 2013

La ciudad antigua: Jaffa

Ayer viví el que ha sido, hasta el momento, mi mejor día en Israel. El motivo es simple..Tuve ocasión de explorar una pequeña parte de la ciudad de la mano de mi primer amigo Israelí, un chico encantador que, pese a ser unos años más joven que yo, goza de una gran madurez y sensibilidad.
 
Así que nos fuimos a pasar el día a Jaffa, una pequeña ciudad árabe al sur de Tel Aviv que cuenta con más de 4.000 años de antigüedad y uno de los puertos más antiguos del mundo. Me gustó muchísimo.
 
Para llegar hasta allí no es necesario coger el transporte público, sino que se puede llegar fácilmente andando a través del paseo marítimo, que conecta ambas ciudades. Se tarda alrededor de 50 minutos, aunque he de decir que si se va en un día de calor a la 1 de la tarde como hice yo, puedes acabar con un ligero dolor de cabeza...
 
Lo primero que hicimos al llegar fue irnos directos a un pequeño puesto de zumos naturales para pedir algo con lo que refrescarnos después de la caminata. En el mostrador se exhibían cortadas en taquitos diversas frutas de entre las que elegías cuáles añadir a tu bebida. Ese mix, junto con una base de granizado de piña, fresa o fruta de la pasión, y, si quieres, una ramita de menta (lo que le aporta un gran sabor), se bate todo junto de manera que, por unos 5 euros al cambio (sí, nada barato), te puedes tomar un gran vaso de un sabroso zumo natural.
 
Para conocer la ciudad, lo mejor es no seguir ninguna ruta prefijada, sino perderse por su laberinto de calles, donde algunas un tanto destartaladas contrastan con otras recientemente restauradas. Artistas callejeros, animados bares y restaurantes, un mercado estilo el mercado de San Miguel de Madrid, improvisados centros culturales...le dan una gran vida a este lugar.
 
 
Aunque buscábamos comer en un puesto callejero auténtica comida árabe, no pudo ser ya que estos días se celebra en Israel el Sukkot (una fiesta judía de la que espero poder hablar próximamente) y muchos de los locales permanecían cerrados. Así que nos decantamos por una calle popular con varios restaurantes modestos pero con una gran encanto que me hicieron sentir por momentos como si me encontrara en el mítico barrio madrileño de Malasaña.
 
Aproveché la ocasión para probar algunos de los platos típicos del país. Pedimos tahina (una pasta de sésamo), labneh (un queso tipo yogur cubierto con aceite de oliva rociado con especias) acompañado de pan de pita y también una ensalada árabe que no nos decepcionó. Para beber, pedí que me recomendaran alguna cerveza de la zona y me sirvieron una Taybeh. Cuando miré la etiqueta para ver en qué ciudad es fabricada, me lleve una sorpresa al descubrir que viene de Ramala, una ciudad de Cisjordania. 
 
Lo que más sorprende de esta pequeña ciudad es que aquí, musulmanes, judíos y cristianos conviven de una manera pacífica. En frente de una sinagoga encuentras una mezquita...y en lo alto de la colina, una iglesia. Cuando le preguntaba a Daniel a qué se debe este hecho, me explicó que, cuando le das a la gente la oportunidad de mirarse a los ojos, cuando un judío va a comprar a la tienda de un árabe, cuando un árabe lleva a su hijo a un médico judío , ambos se dan cuenta de que la persona que tienen en frente no es un monstruo, sino simplemente otro ser humano.
 
Dando otra vuelta después de comer, nos encontramos con que el ayuntamiento ha puesto un piano en medio de la calle para que la gente pueda tocarlo libremente. Como Daniel sabe tocar y le gusta cantar, allí deleitó a los viandantes con algunos temas muy conocidos. Después de él, le tocó el turno a un niño de unos 8 ó 9 años que tocaba de maravilla...Teníais que ver su cara de felicidad cuando, al terminar una pieza, la gente le aplaudía y felicitaba. Fue un momento bonito y especial.
 
 
 
Ya de vuelta a Tel Aviv y mientras se ponía el sol, no pude evitar mirar hacia atrás cuando, desde lo lejos, comenzó a sonar la llamada del imam a la oración....No deja de resultar curioso y sorprendente vivir momentos como este cuando uno se encuentra en suelo israelí.
 
 

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