miércoles, 18 de septiembre de 2013

Celebrando el Yom Kippur

El viernes 13 de septiembre a las 18.30 h, con la caída del sol, dio comienzo una de las fiestas religiosa más importantes para los judíos: el YOM KIPPUR.

Durante este día y hasta el anochecer del día siguiente, los judíos se dedican al arrepentimiento espiritual, con el fin de obtener la absolución de sus pecados del año anterior por parte de Dios, comenzando así el nuevo año judío (Rosh Hashanah) con la conciencia limpia.

Tener la oportunidad de vivir un día tan importante como este nada más llegar fue un verdadero lujo. Durante 25 horas, el país se paraliza. El tráfico se corta totalmente y todos los establecimientos están cerrados. Incluso muchos judíos no practicantes acuden a la sinagoga este día. 

Precisamente porque todo cierra, horas antes de que comience la gran fiesta los supermercados se llenan de todos aquellos que, no cumpliendo con el ayuno, deseamos proveernos de algunos víveres.

Durante esa noche, mientras los judíos más ortodoxos rezan, los menos se juntan con amigos para ver películas, y los extranjeros organizan cenas tranquilas en alguna casa. En mi caso particular, como vivo con una judía poco practicante, nos juntamos en casa con sus amigas para ver un par de películas. La mayoria de ellas guardaron ayuno, aunque discutían sobre su verdadero significado.

Al día siguiente y aprovechando que no hay tráfico, niños y mayores se lanzan a las calles con sus bicicletas, patines, monopatines, a pasear...Es un día en el que se respira mucha tranquilidad.




Quizá lo que más me sorprendió de este día fue llegar a la playa y observar que, el mar, normalmente revuelto y con cierto oleaje, presentaba por unas horas una calma inusual. Parece que incluso la naturaleza aquí guarda respeto por sus dioses.

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