"Establecer los motivos que han llevado a
Israel a ser un centro tecnológico internacional en apenas 65 años de
existencia como Estado no es sencillo. Sin embargo, existen algunos factores
que son claves para el éxito de un modelo económico que está llamado a ser el
futuro de los países más desarrollados, obligados a apostar cada vez más por
una economía basada en el alto valor añadido.
Por un lado, existe el convencimiento por parte
de todos los actores implicados que éste es el modelo económico a seguir. Ello
se refleja a través de los numerosos programas de apoyo e incentivos a la
I+D que el gobierno pone a disposición de las empresas, instituciones
académicas y centros de investigación, lo que ha contribuido en gran parte al
desarrollo de las altas tecnologías. Es importante señalar a este respecto que
los políticos en Israel normalmente provienen del sector empresarial, lo que
implica que conocen perfectamente los problemas reales que posee la industria,
lo que facilita la dirección de sus acciones.
Otro pilar importante es la excelencia
académica. Sus universidades, así como muchos centros de investigación
públicos, están liderando las instituciones académicas a nivel internacional en
áreas como la ingeniería, las ciencias computacionales, la electrónica y las
ciencias de la vida. Más de la mitad de los 220.000 estudiantes de programas
académicos pertenecen a las áreas de la medicina, ciencia o ingeniería. Israel
tiene un ratio de 135 ingenieros o científicos por cada 10.000 habitantes (EEUU
81/10000), 70.000 de ellos trabajan en áreas de high-tech y otros 30.000 en
investigación y desarrollo. Las grandes multinacionales de todas las partes del
mundo y en especial Estados Unidos, han puesto los ojos en Israel para
implantar sus centros de innovación. Más de 250 empresas del exterior crecen y
desarrollan sus nuevas ideas gracias al capital humano que proporciona Israel.
Además, Israel es especialmente hábil
transformando ideas innovadoras en productos que lleguen al mercado. Este
espíritu de emprendimiento abarca un amplio abanico de sectores de tecnologías
avanzadas como la biotecnología, el software, comunicaciones, aplicaciones de
internet, nuevos materiales, seguridad, industria aeroespacial y sistemas de
seguridad. Las llamadas Oficinas de Transferencia Tecnológica permiten que el
mundo científico o académico esté conectado al tejido industrial y se produzca
entre ellos una transferencia de tecnología.
Otro aspecto clave es la cultura empresarial
emprendedora e innovadora del país, ligado ello al carácter de su gente. Existe
en este país un empuje por hacer cosas, por moverse y avanzar. A diferencia de
Europa, aquí el fracaso se considera parte del futuro éxito, lo que hace que la
gente arriesgue mucho más. Va en el carácter del israelí cuestionar y plantear siempre nuevas preguntas e
interrogante. En Israel, un problema se
ve como un desafío.
Todo esto ha contribuido a la consolidación en el
país de una importante red de start-ups tecnológicas, lo que ha hecho a Israel
ser mundialmente conocida como la “start-up nation” o la “silicon wadi”. Se
estima que a fecha de hoy existen más de 4. 000 start-ups en Israel, lo que lo
convierte en el país con más compañías de este tipo per cápita del mundo. A
este desarrollo ha contribuido también la amplia red de incubadoras y
aceleradoras del país, apoyadas financieramente por el gobierno. Emprendedores
de todas las áreas pueden lanzar y desarrollar sus ideas en un ambiente
enterpreneurship friendly. En Israel, si tienes una idea, tienes una
oportunidad.
Por último, es importante destacar que cada vez
más el entorno internacional es consciente de las oportunidades que este país
presenta en términos de innovación, lo que está llevando a los mismos a
reforzar sus lazos de colaboración y cooperación tecnológica con este país".
Aunque
no está incluido en esta introducción, otro de los factores clave del sistema
de innovación en este país es el hecho de que el servicio militar sea
obligatorio tanto para hombres como para mujeres. En el ejército, los israelíes
aprenden cosas que difícilmente aprenderían en otros lugares a una edad tan
temprana, como es la capacidad de sacrificio y liderazgo, el trabajar en equipo
con gente con perfiles muy diferentes, la toma de decisiones… Todo ello, unido
al pequeño tamaño del país y a las redes de contactos que se generan, conlleva
a que muchos de estos jóvenes se decidan a emprender una start-up al abandonar
el ejército, en muchas ocasiones con antiguos compañeros con quien ya se ha
creado una gran confianza.
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